Érase una vez un hombre llamado Marcos.
Marcos iba todas las mañanas a coger agua con dos cántaros; uno nuevo y otro viejo.Una mañana el cántaro más viejo le dijo -Tírame a la basura, ya no sirvo para nada, siempre que vas al pozo a por agua yo tiro la mitad y en cambio el cántaro nuevo la trae siempre llena no. No, no te pongas a llorar, dijo Marcos. -Gracias a ti me alegro la vista por que al tirar el agua todas las veces que voy y vengo, has conseguido, que vayan floreciendo, árboles, plantas y miles de flores.
En cambio la parte del otro cántaro, está llena de piedras y nada podría florecer ni aunque la echaras cincuenta cubos de agua. Por eso a ti siempre te pongo en el mismo sitio para que todo puedan ver lo bonito que dejas todo a tu paso.
1 comentario:
Qué precioso, muchas gracias por tu cuento, como yo digo siempre, me has tocado la "patata".
Me parece un cuento precioso, a veces nos fijamos sólo en lo superficial, y eso no nos permite ver lo que hay más allá.
Un saludo. Karmen
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