Los pueblos célticos ocuparon una ancha franja del inteior de la Península Ibérica, entre el Valle del Ebro y Portugal. La sociedad céltica estuvo formada por un gran número de pueblos con identidad propia y una forma de vida basada en la explotación agrícola y ganadera. Entre ellos destacan los vettones y los pelendones, entre otros.
Los iberos vivieron en un ancho territorio abierto a la costa mediterránea. La sociedad estaba constituida por un gran número de pueblos diferenciados, como turdetanos, constestanos o ilergetes que tuvieron en común una serie de rasgos culturales, pues se habían originado en el contacto que mantuvieron con otros pueblos mediterráneos. Así, hablaron la misma lengua y tuvieron una forma de vivir y unas creencias parecidas.
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